lunes, 19 de abril de 2010

MODERNIDAD Y POLÍTICAS EDUCATIVAS

TEMAS:
Los acuerdos de Chetumal
La ley federal de educación (1973)
La descentralización educativa
El Acuerdo Nacional para la modernización de la Educación Básica y Normal (1992)
La ley General de educación (1993) y sus agregados 2006
Las contradicciones de la modernización educativa en el contexto socioeconómico.
Las reformas de 1999 Normales, y el siglo XXI con las reformas de educación básica.
Plan Sectorial de educación y la alianza por la educación.


El presente ensayo parte de los cambios educativos originados por las reformas comprendidas desde los años 70 hasta la actualidad. Bajo la temática siguiente: Los cambios educativos resultado de la crisis de la deuda, los acuerdos de Chetumal, la ley federal de educación (1973), la descentralización educativa, El Acuerdo Nacional para la modernización de la Educación Básica y Normal 1992, La ley General de educación (1993) y sus agregados 2006, las contradicciones de la modernización educativa en el contexto socioeconómico, las reformas de 1999 Normales, y el siglo XXI con las reformas de educación básica y el Plan Sectorial de Educación y la Alianza por la Educación.
Para abordar dichos indicadores es necesario contextualizar la situación socioeconómica que vivía México en los años 70, después de haberse suscitado el trágico movimiento estudiantil del 2 de octubre de 1968. Este movimiento estudiantil fue un parteaguas en el proceso histórico del México contemporáneo.

Este trágico desenlace dejó una profunda huella en la sociedad nacional y determinó un cambio en el rumbo en el modo de hacer política del gobierno mexicano en la participación de la sociedad civil. Se buscaron entonces explicaciones al descontento social de los jóvenes y de algunos intelectuales que compartían sus ideales sobre la problemática social que vivía el país. Estos intelectuales creían que era necesario un cambio en los contextos socioeconómico y político de México.

Ante esas demandas de la sociedad llega al gobierno Luis Echeverría, en el marco de una crisis económica muy fuerte, y con la consigna de limpiar su imagen dañada por las acciones represivas del 2 de octubre del 68, cuando tenía el cargo de Secretario de Gobernación. En un esfuerzo por atraer la simpatía de los profesores y estudiantes, promueve la Reforma Educativa, la cual fue anunciada desde su campaña electoral para convencer a la sociedad.

Sus propuestas en materia educativa, incluían la creación de nuevas instituciones y la expedición de nuevas leyes con el fin de impulsar la transformación de la sociedad mexicana. Como la Ley Federal de Educación expedida el 27 de noviembre de 1973 en la cual se definía la educación como medio fundamental para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura para contribuir al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad, y como factor determinante en la adquisición del conocimiento en el marco de un sentimiento de solidaridad social.

Remarcaba también, que la importancia de la educación extraescolar mediante la cual se impartiera la instrucción elemental, media y superior; disponía que el sistema educativo debía permitir al educando, en cualquier tiempo, incorporarse a la vida económica y social, y también debía permitirle que los trabajadores pudieran estudiar, establecía la necesidad de llevar un registro nacional de educandos, educadores, títulos académicos y establecimientos educativos, así como instrumentar un sistema nacional de créditos para estudiantes.

Está Ley, además promovía la conciencia crítica mediante métodos de enseñanza que nos e fundamentaran ya en la memorización sino en la capacidad de observación y en el análisis; la educación debía centrarse en el maestro por tratarse del factor primordial en el proceso educativo, pero se enfatizaba en el papel activo del alumno en el aprendizaje; por ello, se evitaría dar al estudiante el conocimiento elaborado para buscar en cambio que aprendiera por sí mismo. Para dar cumplimiento a los propósitos debían elaborarse planes y programas que respondieran a objetivos específicos de aprendizaje y establecerse los procedimientos necesario para evaluar el complimiento de objetivos.
Es así como se implementan los nuevos programas y el plan curricular de educación secundaria en 1974, implantado por primera vez en el ciclo escolar 1975-1976, emergió en un contexto de debate no resuelto en el magisterio y en un contexto de reforma educativa a partir de los acuerdos de Chetumal. "Acuerdo 1, Resoluciones de Chetumal: la reforma de la Educación Media Básica debe plantearse como una consecuencia lógica y armónica de la reforma de la educación primaria en sus objetivos, en sus contenidos y metodologías, de acuerdo con las características del educando" (sep, 1974).
Muchas de las reformas que se originaron en México, no se habían podido concretar porque era muy difícil que a nivel central se diera seguimiento oportuno a cada uno de los estados y fue por ello que la Secretaria de Educación Pública busca la descentralización con la creación de delegaciones en cada uno de los estados. Este proceso se llevó a consecuencias mayores con la transferencia de la educación preescolar, primaria, secundaria y normal a los gobiernos estatales. Se transfirieron los recursos para que cada entidad se administre y opere la educación básica y normal. Pero la Secretaria de Educación Pública conserva las funciones rectoras y de evaluación de dichos niveles educativos.

Realmente la descentralización abre un proceso socialmente participativo en las diferentes entidades que incurren en el hecho educativo. Así se conforma una organización más democrática y sensible, útil para desburocratizar la planeación y administración educativa a fin de mejorar el sistema escolar.

En el año de 1992 el gobierno federal transfirió a los gobiernos de los estados todas las escuelas normales que hasta entonces estaban bajo su dependencia, al igual que todas las ex unidades a distancia de la UPN. Además, la Ley General de Educación (LGE) de 1993 reservó como atribución exclusiva del gobierno federal la facultad de determinar para toda la República los planes y programas de estudio para normal y formación de maestros de educación básica., así como la de regular el sistema nacional de formación, actualización, capacitación y superación profesional del magisterio de educación básica.

Por otra parte, determinó como atribución exclusiva de los estados la facultad de prestar los servicios de educación normal y de formación de maestros. Después de la federalización y dentro de esta nueva distribución de competencias entre los dos órdenes de gobierno, la SEP y las nuevas administraciones educativas de los estados tuvieron que asumir dos nuevos retos de signo distinto. Ya no se trataba sólo de descentralizar y redistribuir competencias, sino de emprender la transformación del sistema de formación de maestros y avanzar hacia la integración de un subsistema nacional de formación de maestros y, al mismo tiempo, que se sumaran los subsistemas estatales de formación de maestros en cada estado de la República.

La federalización de 1992 abrió, por un lado, nuevas posibilidades y, por el otro, introdujo una mayor complejidad en la gestión rutinaria y en la de la reforma del sistema de formación de maestros. En lo que respecta al gobierno federal, la SEP fue liberada casi por completo mientras la subsecretaría la asumió toda. De la responsabilidad operativa del sistema y pudo concentrarse en el diseño de la reforma de los planes y programas de estudio de la enseñanza normal; sin embargo, la SEP tuvo que desarrollar, al mismo tiempo, una estrategia más compleja para construir el consenso en torno a esa reforma y ponerla en práctica en todas las instituciones que ya no estaban bajo su dependencia directa (con excepción de las del Distrito Federal), sino bajo la responsabilidad de los gobiernos de los estados.

Por otra parte, los estados ampliaron significativamente su responsabilidad respecto a la conducción, coordinación y administración directa de sus subsistemas de formación de maestros, los cuales crecieron por la transferencia de las normales federales y las ex unidades a distancia de la UPN que operaban en sus respectivos territorios.

Más tarde en 1996 la SEP, en coordinación con las autoridades educativas estatales, puso en marcha el PTFAEN, que comprendía la reforma curricular de las licenciaturas que ofrecen las escuelas normales para todos los niveles y modalidades de la educación básica. En 1997 entró en vigor un nuevo plan de estudios para la Licenciatura en Educación Primaria; en 1999 los planes de las Licenciaturas en Educación Preescolar y Secundaria; en 2002 el de la Licenciatura en Educación Física, encontrándose en proceso la renovación de los planes de las Licenciaturas en Educación Especial, Artística y para el Medio Indígena.

La reforma de los planes de estudio iniciada en 1997 conservó el nombre de las escuelas normales y el carácter de licenciatura de la enseñanza normal, así como el requisito de los estudios de bachillerato para ingresar a éstas, introducidos por la reforma de 1984.

Por otra parte, la reforma de 1997 redujo el número de materias, disminuyó los contenidos teóricos y de investigación y centró el interés en las asignaturas más relacionadas con la formación para la docencia y la práctica docente. Así, aunque la enseñanza normal conservó el rango de licenciatura, la reforma curricular iniciada en 1997 recuperó parte de la tradición normalista orientada a la formación para la docencia y en la práctica docente, una recuperación que tres años antes se había iniciado en el programa de licenciatura para el magisterio en servicio, de la UPN.

De esa manera, los curricula más recientes rectificaron parcialmente la llamada universitarización de las escuelas normales, como calificaron a la reforma de 1984 varios maestros, investigadores educativos y la representación sindical del magisterio. Para el 2002 se puso en marcha el Programa de Mejoramiento Institucional de las Escuelas Normales Públicas (PROMIN), que busca incidir en el mejoramiento de la gestión institucional de las escuelas, con el apoyo de recursos financieros adicionales a los proyectos de innovación académica que presentan las escuelas, vinculados con su Plan de Desarrollo Institucional (PDI) y con sus Programas Anuales de Trabajo (PAT).

Las acciones y los recursos vinculados al PROMIN pueden contribuir a consolidar la reforma curricular de la enseñanza normal y, al mismo tiempo, a fortalecer la gestión académica de las escuelas normales y la capacidad de las administraciones educativas estatales para regular y coordinar sus respectivos sistemas de formación de maestros.

Dentro de estos esfuerzos sobresalen una serie de acciones orientadas al diagnóstico del sistema de formación de maestros, en el nivel de cada institución escolar y en el ámbito de cada estado, que culminaron con un diagnóstico del sistema nacional de formación de maestros, que se complemento con los Congresos de Educación organizados por el SNTE donde se recabó información de padres de familia, alumnos y docentes de las verdaderas necesidades de las escuelas, desprendiéndose de estos congresos propuestas que culminaron con la Alianza por la Calidad de la Educación, la cual propone impulsar una transformación por la calidad educativa, convocando a otros actores indispensables para esta transformación: legisladores, gobiernos estatales y municipales, autoridades educativas estatales, padres de familia, estudiantes de todos los niveles, sociedad civil, empresarios y academia, para avanzar en la construcción de una Política de Estado.
Para elevar la calidad de la educación, la Alianza se basa en los indicadores siguientes: modernización de los centros escolares, profesionalización de los maestros y la autoridades educativas, bienestar y desarrollo integral de los alumnos, formación integral de los alumnos para la vida y el trabajo y evaluar para mejorar. Dichos indicadores se irán desarrollando hasta el 2012, para después hacer una evaluación de su impacto en la educación.
Y es que definitivamente, a principios del siglo XXI ya no es lo mismo que en el pasado la conducción y la gestión del sistema de formación de maestros ni la conducción y la gestión del sistema educativo, como tampoco es lo mismo ser maestro en ninguno de los niveles y modalidades del sistema educativo nacional. Es un campo cargado de tensiones, de un sistema educativo nacional en el cual, a pesar de todas las reformas y los cambios realizados a lo largo de las últimas tres décadas, como leí alguna vez en algún artículo de reflexión y crítica al sistema:
“México al igual que en la mayoría de los países del mundo, aún existen escuelas del siglo XIX con maestros del siglo XX y niños y jóvenes del siglo XXI”. De ahí que todos los docentes tenemos que trabajar para lograr una verdadera educación que este acorde a las exigencias de la sociedad actual.

Ya que el éxito de las escuelas, los maestros y los niños y jóvenes depende, en buena medida, de la transformación del sistema de formación inicial y permanente del magisterio, para que estos desarrollen las competencias didácticas necesarias que les permitan luego entonces desarrollar en los alumnos de educación básica los conocimientos, las habilidades y la actitudes que requieren los individuos para vivir en un mundo globalizado.


Isidro, Castillo. México: Sus Revoluciones Sociales y la Educación. Tomo 5-6. EDDI, SA de CV, 3ra. Edición, Morelia, Mich.
2. SARRE, Latapí. Pablo. ¿Cómo aprenden los maestros? SEP. México 2003. P. 30.
3. Cuadernos de Discusión. Hacia una política integral para la formación y el desarrollo profesional de los maestros de educación básica. SEP. México 2003. P.85.
4. Revista de educación y cultura az. Evaluando el futuro. Las razones Congreso Nacional de Educación SNTE. Pp.75-76.
5. Prioridades y retos de la educación básica. Curso Básico de Formación Continúa. DGFCMS. SEP. México 2008.
DELGADO, De Cantú. Gloria. Historia de México. Editorial Pearson. México 1996. P. 566.

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